Cada 29 de julio, Argentina y el mundo recuerdan a René Gerónimo Favaloro, el cardiocirujano y educador que revolucionó la medicina con el desarrollo del bypass coronario con empleo de vena safena. 

A 25 años de su partida, su legado como pionero y su compromiso inquebrantable con la salud pública siguen siendo una inspiración.

Nacido en La Plata el 12 de julio de 1923, Favaloro egresó de la Universidad Nacional de La Plata. 

Tras un breve paso por el Hospital Policlínico, su vocación lo llevó a la localidad de Jacinto Aráuz, donde ejerció la medicina rural. 

Fue allí, lejos de los grandes centros urbanos, donde su interés por la cirugía torácica comenzó a florecer, impulsado por una sed insaciable de conocimiento y la lectura constante de bibliografía médica de vanguardia.

A fines de la década de 1960, su incansable búsqueda de nuevas técnicas lo llevó a perfeccionar el uso de la vena safena en la cirugía coronaria, un avance que cambiaría para siempre el tratamiento de las enfermedades cardíacas. 

Es importante recordar que el primer bypass en arterias del cuello fue realizado en Argentina en 1951 por el neurocirujano Alfredo Carrea. 

En 1971, Favaloro regresó a su patria, convencido por su amigo, el cardiólogo intervencionista Luis de la Fuente, para operar en el sanatorio privado Güemes.

 Poco después, a instancias del Dr. De la Fuente, fundaría la Fundación Favaloro, una institución que se convertiría en un faro de la medicina, la investigación y la docencia.

Más allá de sus logros médicos, Favaloro fue un ciudadano comprometido. Formó parte de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), un testimonio de su profunda ética y su compromiso con los derechos humanos. 

También dedicó esfuerzos a la divulgación, conduciendo programas de televisión y escribiendo libros para acercar el conocimiento médico a la sociedad.

El 29 de julio de 2000, la noticia de su trágico fallecimiento conmovió al país. A pesar del dolor de su partida, la figura de René Favaloro permanece viva en cada vida salvada gracias al bypass, en cada estudiante de medicina que sigue su ejemplo y en el espíritu de la Fundación que lleva su nombre. 

Su vida es un recordatorio constante de la importancia de la innovación, la dedicación y la empatía en el servicio a la humanidad.